Estamos en días de mucha lluvia. A
menudo los grifos de casa manan agua turbia (buena época para el
negocio de las aguas minerales)
No es que no usará en mis tiempos
mozos el vocablo “turbia” . Pero lo cierto es que lo asocio a un
grado grande de turbidez. Y si la suciedad era extrema podíamos
llegar a decir que “era” o “bajaba cenaco” (ya hablamos en la
anterior entrada de esta palabra).
En cambio cuando el grado era más leve
y el agua bajaba manchada lévemente “venía jara”. (esta
acepción la encuentro en un diccionario de riojanismos)
La verdad es que me extrañaba este uso
de la palabra jara, que luego por mis estudios y por mi encuentro con
Extremadura, adquirió otro sentido (el de la característica planta
mediterránea). Pero ha sido interesante encontrar en el diccionario
de la Real Academia una acepción de la palabra, como adjetivo,
que parece dar una explicación al uso que yo conocía:
jaro, ra.
1. adj. Dicho de un animal, y
especialmente del cerdo o del jabalí: Que tiene el pelo rojizo. U.
t. c. s.
Lo cierto es que cuando el agua de río
leza bajaba jara adquiría ese color rojizo al que se refiere la
definición del diccionario.
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