Cuando usamos la lengua en un contexto
formal decimos que una persona puede ser muy desgraciada,
más desgraciada que otra, la más desgraciada, o incluso
desgraciadísima, por no tener suerte en la vida, por salirle
mal todo cuanto intenta. Comparativos y superlativos para expresar
lo extremo de una situación en sí misma o en relación con otra
equivalente.
Pero la lengua popular (en todos los
idiomas) gusta de la comparación simbólica llevada a veces hasta la
exageración. Encuentra más expresivo que las expresiones citadas,
crear por comparación, una imagen de impacto en el escuchante :
“tener menos carne que el tobillo de un canario”, “ser más
listo que los ratones coloraos”, “quedarse más tieso que una
vela”...
Esto me ha hecho recordar una frase que
he escuchado a menudo a mis padres. Me refiero a esas veces que escuchas
de alguien ( a veces de ti mismo) que es “más desgraciao' que el
Pupas”. Es un Pupas la persona a la que le sale mal todo lo que
intenta, el que se hiere constantemente en la vida diaria . Recuerdo
aquel verano del 77, o del 78, trabajando en Villamediana. Un día
tocaba desencofrar y después reunir todas las tablas que estaban por
el suelo e irles quitando las puntas. Había que andar con cuidado
por donde pisabas, porque a la mínima tu pie podía toparse con una
tabla que tuviera las puntas del encofrado para arriba. Pues...
aquella tarde yo fui un pupas que pisé una tabla...y me clavé, a la
vez, TRES puntas en el pie.
Había escuchado mil veces esta
expresión “más desgraciao que el Pupas” y me la habían
aplicado algunas veces también, pero no hace demasiados años tuve
ocasión de escuchar de mi padre una coletilla que me hizo mucha
gracia: “eres más desgraciao' que el Pupas, que se cayó de
espaldas y se rompió la picha”. ¡Ciertamente, hay que tener mala
suerte!
Haciendo esta entrada pienso que la
relación entre lo que llamamos lengua culta y lengua popular es un
mundo ciertamente curioso en el que no todo es lejanía y división .
En esto de las comparaciones se da el
caso curioso de que la lengua culta reserva para lo literario la
comparación (la referencia a una imagen en suma )
como el
ave sin aviso
o como el pez, viene a dar
al reclamo o al anzuelo
Lope de Vega, Fuente Ovejuna
o como el pez, viene a dar
al reclamo o al anzuelo
Lope de Vega, Fuente Ovejuna
Prefiere en cambio, la llamada lengua culta, para la vida
diaria, para el contexto más formal, el término abstracto,
comparativo o superlativo.
En cambio, el lenguaje popular opta
claramente por la comparación y la creación de imágenes. Como si
el círculo se cerrase y de lo popular regresásemos a lo poético o
viceversa.
También me parece oportuno destacar
que las comparaciones populares han servido para poblar nuestro
imaginario de personajes sin los cuales nos sería difícil vivir:
Abundio, el tonto; Pupas, el desgraciao'; Picio, el feo; Maricastaña,
la viejísima; Calleja, el cuentista; o Lepe, el listo del pueblo.
Un saludo para todos ellos que yo me
quedo, después de escribir esto, “más contento que unas
castañuelas”.
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