Quizá la palabra que ocupa esta
entrada del blog no sea especialmente peculiar del habla riojana.
Pero hoy 24 de septiembre , cumpleaños de mi madre, no podía ser
otra.
Me refiero al término “cata”.
Esta palabra esta recogida en el diccionario de la RAE
entre otras acepciones como “porción de algo que se prueba”.
Pero , la verdad, en mi casa el término “cata” solo puede
referirse a una cosa: a la porción que se corta de un melón o
sandía. “Cómete una cata” o “párteme una cata”
sólo puede referirse a porciones de dichas frutas.
Y pensar en melones (igual que en
higos) me lleva siempre a recordar a la Toñi, aquella troncherita de
cara redonda, la hija de José, el cabrero, y de la Juana y que en
el cruce de los años '50 y '60 del siglo pasado empezó a salir con
un topero de ojos claros y pelo espeso y rizado (del que ya no quedan
más que fotos) al que conoció en un baile en las fiestas de
Villamediana. Un topero que subía en bicicleta (a veces sorteando
peñazos de los mozos de Ribaflecha) por el camino del regadío para
verla . En su bicicleta llevaba como regalo aquellos melones, quizá
de Camporio, que la troncherita se comería cata a cata disfrutando
del manjar...y de la compañía.
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