jueves, 3 de septiembre de 2015

¿VIENES...O TE QUEDAS? Una historia sobre el poder local.


No dispongo actualmente de la imagen que dá origen a esta historia por ese motivo
 opto por una imagen de casa tradicional con poyo, aunque, aclaro, no es de Murillo.

Rompo en esta entrada el eje conductor de este blog. En esta ocasión no voy a partir de una palabra o expresión para contar a través de ella una historia. En este caso voy directamente a la historia. La razón es simple. Este verano de 2015, la publicación de un libro de fotografías antiguas de Murillo de Río Leza ha dado pie a muchas conversaciones e historias con mi padre al hilo de los recuerdos sugeridos por las imágenes.

Por este libro conozco la existencia de un edificio en la calle principal de Murillo. Se trata de un edifico recio, con fachada de cantería, era la fonda de la Honorata. Como cada casa del pueblo , adosado a dicha fachada corría un largo poyo en el que sentarse y, por la posición del edificio en la calle principal, era un punto privilegiado desde el que mirar el discurrir de caminantes y vecinos.

Por el mismo libro conozco la existencia de Anselmo Santos que en algún tiempo de la postguerra fue alcalde de Murillo. En la imagen que podemos ver en el citado libro se nos presenta como un hombre de aspecto sencillo, popular, más bien menudo. Al preguntar a mi padre por la razón de que llegara a ser alcalde surge una interesante reflexión. No está muy claro como alguién así llega a ser alcalde pero mi padre supone que fue nombrado por el gobernador civil como un aforma de neutralizar el poder de los que venían siendo los caciques tradicionales ( y al narrar esto hace un paralelo con lo que pudo ocurrir en Ribafrecha en el que se nombra a un antiguo policía, Venancio “el pájaro”, frente al poder tradicional de los poderosos de siempre: Garrosos, Mingarros...)

Todo esto viene al caso de una divertida historia que explica una expresión que yo había oído muchas veces... en una situación muy concreta y “peculiar” y que ahora cobraba todo el sentido.

Pongámonos en situación.
El lugar, una calle de Murillo de Río Leza frente a la fonda de la Honorata con su fachada de sillería y su largo poyo.

Los personajes, son los jerifaltes tradicionales del pueblo sentados en el poyo de la fonda y Anselmo Santos, a la sazón alcalde del pueblo y por tanto instrumento de un poder más alto para controlar el poder tradicional de los poderosos del pueblo.

Los hechos. Pasaba un día Anselmo frente al poyo de la fonda de la Honorata. Allí sentados , los caciques terratenientes que toda la vida habían mandado en Murillo y que ven pasar, sin prisa, a Anselmo, alcalde nombrado para laminar su poder tradicional. Podemos imaginar fácilmente saludos más o menos protocolarios, muy falsos y , en realidad,  cargados de un hondo resentimiento.

Cuando pasaba, más o menos enfrente de los personajes (la fuerzas vivas que decía a veces el régimen), Anselmo lanza un sonoro pedo sin inmutarse.
Recorre aún unos metros sin modificar para nada su gesto y caminar. Unos segundos y metros más adelante se para parsimonioso, se vuelve hacia el lugar en el que se había tirado el sonoro cuesco y dice bien alto: “¿Vienes....o te quedas?”

Para que comentar......

No hay comentarios:

Publicar un comentario