Esta última semana hemos vivido en la familia una hospitalización. La cosa
ya parece que va pasando pero, como tantas veces ocurre, las
enfermedades y la estancia en el hospital suelen producir el
adelgazamiento del enfermo o enferma. Esta situación me ha traído
a la memoria un dicho que he escuchado infinidad de veces a mi padre.
Aunque
la expresión aparenta referirse al ámbito jurídico, lo cierto es
que se trata de una de esas comparaciones tan del gusto del lenguaje
popular y que, lejos de ser un término leguleyo, nos remite más
bien al aspecto de las personas.
Uno
que ha adelgazado demasiado por ponerse a régimen, puede encontrase
con que alguien le diga que se está quedando en un juicio (de)
faltas .
Convaleciente de una larga enfermedad, otro se ha
quedado en un juicio (de) faltas.
El
día que el hijo llega después de mucho tiempo fuera de casa (sin
las comiditas y los mimos de mama) es recibido con la mirada-scaner
de la madre que le dice que "está más delgado" y que “si no come
bien”, mientras el padre le dice:”Es que te estás quedando en
un juicio faltas”.
Y conviene no olvidar que en la
sociedades tradicionales ( al contrario de lo que ocurre en nuestros
días) delgadez suele ser sinónimo de enfermedad.
Según
yo lo veo, para entender esta expresión debemos partir de la idea
de que el
juicio de faltas es una de las categorías más simples de
enjuiciamiento : Es
un procedimiento sencillo y rápido para enjuiciar las infracciones
penales leves denominadas faltas que se resuelve mediante un juicio
ante el juzgado de instrucción. No es obligatoria la intervención
de abogado y procurador, por lo que puede acudir al juzgado y
defender sus derechos e intereses personalmente.
Por
esto, cuando algo que quizá se consideraba un gran delito o
infracción queda en simple juicio de faltas, lo que ha ocurrido es
un “adelgazamiento” general: de la pena posible, del
procedimiento judicial... La comparación por tanto está servida y
es más que pertinente.
Y en una familia tronchera que lleva con orgullo el mote de "gordo" como el abuelo José, quedarse en un juicio faltas es como renunciar a la esencia familiar.
En
fin, Tato, aunque la comida del hospital no sea un prodigio de sabrosura ¡a
comer!... porque si no, ya estoy viendo que te vas a quedar en un
juicio faltas.
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