viernes, 6 de noviembre de 2015

QUEDARSE EN UN JUICIO FALTAS

     Esta última semana hemos vivido en la familia una hospitalización. La cosa ya parece que va pasando pero, como tantas veces ocurre, las enfermedades y la estancia en el hospital suelen producir el adelgazamiento del enfermo o enferma. Esta situación me ha traído a la memoria un dicho que he escuchado infinidad de veces a mi padre.

     Aunque la expresión aparenta referirse al ámbito jurídico, lo cierto es que se trata de una de esas comparaciones tan del gusto del lenguaje popular y que, lejos de ser un término leguleyo, nos remite más bien al aspecto de las personas.

     Uno que ha adelgazado demasiado por ponerse a régimen,  puede encontrase con que alguien le diga que se está quedando en un juicio (de) faltas
     Convaleciente de una larga enfermedad, otro se ha quedado en un juicio (de) faltas.  
     El día que el hijo llega después de mucho tiempo fuera de casa (sin las comiditas y los mimos de mama) es recibido con la mirada-scaner de la madre que le dice que "está más delgado" y que “si no come bien”, mientras el padre le dice:”Es que te estás quedando en un juicio faltas”.  
     Y conviene no olvidar que en la sociedades tradicionales ( al contrario de lo que ocurre en nuestros días) delgadez suele ser sinónimo de enfermedad.

     Según yo lo veo, para entender esta expresión debemos partir de la idea de que el juicio de faltas es una de las categorías más simples de enjuiciamiento : Es un procedimiento sencillo y rápido para enjuiciar las infracciones penales leves denominadas faltas que se resuelve mediante un juicio ante el juzgado de instrucción. No es obligatoria la intervención de abogado y procurador, por lo que puede acudir al juzgado y defender sus derechos e intereses personalmente.
      Por esto, cuando algo que quizá se consideraba un gran delito o infracción queda en simple juicio de faltas, lo que ha ocurrido es un “adelgazamiento” general: de la pena posible, del procedimiento judicial... La comparación por tanto está servida y es más que pertinente.

     Y en una familia tronchera que lleva con orgullo el mote de "gordo" como el abuelo José,  quedarse en un juicio faltas es como renunciar a la esencia familiar.

     En fin, Tato,  aunque la comida del hospital no sea un prodigio de sabrosura ¡a comer!... porque si no, ya estoy viendo que te vas a quedar en un juicio faltas.


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