lunes, 23 de febrero de 2015

BARBOS, CACHUELOS Y BERMEJUELAS


En un día como el 23 F se puede pensar en golpes de estado pero yo prefiero pensar en peces. Venir de una familia que lleva por mote “sardina”... tiene sus peajes :)
La pesca en el río fue una de las actividades de las que conservo más recuerdos agradables y por tanto, palabras asociadas a ellos.
                                                       Día en el río. La Toñi, rodeada de chiquillos, como siempre. 
                                                       Las "churreritas" (Maricarmen y Silvia) Alfredo y un
                                                       tercero con un gesto muy raro pero que imagino será Josemaría.

Hoy traeré al blog las cuatro especies de peces que más comunmente pescábamos. La primera no tiene mucho que decir porque no es muy diferente en otras zonas de España, me refiero a la trucha. La reina de la pesca, la de carne más fina, la más apreciada.

En tamaño aunque no finura le seguía el barbo. El nombre también es común y parece claro que deriva de las protuberancias que le salen en las comusiras de la boca, a modo de barbas (de Fumachú diría yo) La definición de la RAE es clara a este respecto: (Del lat. barbus, de barba, barba).Pez de río, fisóstomo, de color fusco por el lomo y blanquecino por el vientre. Crece hasta unos 60 cm de longitud y tiene cuatro barbillas en la mandíbula superior, dos hacia el centro y otras dos, más largas, a uno y otro lado de la boca. Es comestible. 
                                          Embalse de Ortigosa. Primer plano la puerta del 600 D. 
                                                       Aún noto, cuando va a haber tormenta una molestia en 
                                                      el hombro de tanto peso que tuve que aguantar mientras
                                                      me hacían la foto. jeje 
 
En mi recuerdo los barbos subían al Leza desde el Ebro ( no sé si para desobar o para buscar aguas más limpias) y eran los que proporcionaban la cantidad en la jornada de pesca, porque podían ser muy abundantes. A ellos asocio uno de los recuerdos más nítidos de las jornadas de domingo en el río pescando y comiendo luego algo asado o un rancho.
Uno de esos recuerdos que para un niño encumbran a lo más alto a un padre. Aquella mañana estabamos nadando y pescando como tantas otras. No recuerdo muy bien si el paraje era La Chilena o Pichilín ( dos bonitos topónimos de Ribafrecha a la orilla del Leza) En un recodo que había formado el río, la fuerza del agua había excavado por debajo de unos sauces o tambarices una inmensa coquera (dejo para otro día esta palabra) . Desde fuera no se podían apreciar sus dimensiones. Mi padre se metió, como tantas veces buceando para ver si veía algo. Desde fuera el resto aguardábamos expectantes su salida con algún barbo en la mano o, al menos, con noticias de que allí había pesca. Pero el tiempo pasaba y mi padre no aparecía. El nerviosismo empieza a cundir en su orden más lógico: primero mi madre que ya empezaba a llamar a mi padre ( ¿Julián, estás bien, te ha pasado algo?), luego el resto vamos poco a poco contagiándonos del nerviosismo porque ya empezaba a ser demasiado tiempo para estar debajo del agua ( hasta para uno al que llamen sardina)
Finalmente, como un Neptuno emergiendo de la aguas aparece el susodicho. Un pez en cada mano, otro en la boca y otra buena cantidad dentro del bañador ( bueno, por entonces seguro que dijimos “trajebaño”) Suspiros de alivio, alegría desbordada en la chiquilería y después explicaciones. La fuerza del agua había formado una gran cavidad que incluso tenía una cámara de aire. Por tal motivo mi padre podía bucear dentro de la coquera y una vez en ella tomar aire cuantas veces quisiera mientras hacía su cosecha de peces.

La otra especie era el cachuelo. Era parecido al barbo pero de carrne más fina de porte más estilizado. Y así lo encontramos en el diccionario de la RAE: (Del dim. de cacho2).Pez teleósteo, fisóstomo, abundante en los ríos de la mitad meridional de España, de unos ocho centímetros de largo, de color azulado por el lomo y blanco amarillento por el vientre, con dos barbillas en los extremos de la boca, aletas pintadas de puntos pardos y cola ahorquillada. Su carne es fina y apreciada. Se recoge como un diminutivo de cacho que a su vez se hace derivar del lat. vulg. *cattŭlus, y este del lat. catŭlus, cachorro.

Y para terminar con esta especie de clase de acuicultura furtiva, nos queda el pez con el que dábamos los primeros pasos en la pesca con caña, la bermejuela. Evidente la relación de este nombre con su color rojizo, o si se quiere dorado. Siguiendo de nuevo a la RAE: (De bermeja).
1. f. Pez teleósteo, fisóstomo, común en algunos ríos de España, de unos cinco centímetros de largo, y cuyo color varía, pues los hay enteramente verdosos con una mancha negra junto a la cola, y otros tienen bandas y manchas doradas y encarnadas.
2. f. Pez, también común en algunos ríos de España, del mismo género y tamaño que el anterior, pero más comprimido, con el lomo constantemente negruzco y el vientre blanco y algunas veces rojo.
Pescábamos estos pequeños peces como una iniciación a la pesca. Los pescábamos con esas pequeñas boyas blancas en su parte inferior y rojas en la parte que emergía del agua. En el sedal podían además ponerse varios anzuelitos con lo que si la fiesta era grande para la chiquillería cuando se pescaba una bermejuela...cuando se sacaban dos era fiesta nacional y te hacía creerte el mejor pescador del mundo.
Conservo también un recuerdo ligado a estos pequeños peces. Hoy cuando lo pienso me arranca una sonrisa. Tan de moda está hoy en día la costumbre japonesa de comer pescado crudo, shushi. Y yo recuerdo a mi tio Julio zamparse las bermejuelas recién cogidas. Conste que a mi eso me daba un poco de asco pero bueno, pensaba yo entonces, Reinares era serrano y de ellos se podían esperar esas cosas.
Pues remato felicitando al “sardina” en su cumple.
                                                                      Estos ya son otros tiempos. Laguna Negra. 
                                                                        Truchas pequeñas pero sabrosas.

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