lunes, 30 de marzo de 2015

CEOMO


Ecce Homo. Catedral de Cádiz. 
Obra de Luisa Ignacia Roldán, conocida como La Roldana

La Semana Santa trae a mi recuerdo una curiosa palabra : “ceomo”. Aunque hay que decir que con esta forma no aparece en el diccionario de la RAE.

La primera vez que tengo conciencia de haberla escuchado es a mi padre para referirse a una imagen que hay en la iglesia de Murillo de Río Leza. Poco después entendí la palabra como una simplificación de la expresión latina “Ecce Homo”. La wikirioja la considera una palabra mal pronunciada, un barbarismo, pero lo cierto es que no es otra cosa que hacer propia del lenguaje popular una expresión latina que no tendría sentido para casi nadie. ¿Algo así como metabolizar un alimento?

Ecce Homo, Son las palabras que Poncio Pilatos, gobernador romano de Judea, dice para referirse a Cristo. Éste tras la flagelación y coronación, fue presentado llevando la corona de espinas y el manto de púrpura como narra un pasaje del Evangelio de San Juan (19:5) En ese momento Poncio Pilatos ante la muchedumbre hostil a la que sometía el destino final del reo, dijo: “¡He aquí el hombre!”, lo que la versión latina del Evangelio (conocida como Vulgata) tradujo como “ecce homo”.

Por eso la imagen que luego he podido ver en la Iglesia de Murillo, es la de Cristo herido, maniatado y coronado de espinas.Aunque no he podido encontrarla en internet para colgarla en esta entrada. Intentaré fotografiarla en mi próxima visita topera. 

 Más tarde, al conocer la palabra, he entendido por qué a veces se aplica a una persona cuando llega de algún sitio o tarea llena de heridas, como dice la RAE con hermosas palabras: lacerado, roto, de lastimoso aspecto. Así escuchamos de uno en estas condiciones que “viene hecho un ceomo”, o “está hecho un ceomo”.

La popular forma ceomo, que escuché en La Rioja, debe usarse en más zonas, por lo menos en el valle del Ebro. Seguro que muchos recordarán el famoso episodio de la restauración por una mujer del pueblo en una ermita de Borja de una imagen pintada del “ceomo” (El despropósito de este episodio es tal que ahora mismo la búsqueda "Ecce Homo" en Google arroja de entrada mil versiones de la desafortunada intervención sobre el Ecce Homo de Borja). 
Pero también más al sur encontramos la expresión "ceomo". Su gracia tiene que haya un pueblo en Almería, llamado Rioja, en el que también se usa la expresión ceomo para una pesona desaliñada y sucia. También en Villafranca de los Caballeros. En el siglo XVIII en la obra "Los Coloquios de la Espina" de Juan José López de Sedano (pag. 63): "...y que si profia , que la de poner como un Ceomo , y ca de hacer que le echen á presillo , ó le metan en el Espicio."

Y he podido averiguar que en hispanoamérica existe un culto a San Ceomo o Ceono que se liga a San La Muerte en supervivencia de  cultos indígenas anteriores a la llegada del cristianismo.

domingo, 29 de marzo de 2015

Domingo de Ramos


     Lo que mueve la entrada de este domingo no es propiamente una palabra especial de mi vocabulario riojano, sino un recuerdo que se asocia al Domingo de Ramos . Por eso hoy, que celebramos esta fiesta, tiene más sentido. Esta fiesta era una de las que guardo más bonitos recuerdos. Nos poníamos a juego con la liturgia que narra la alegría de los niños hebreos recibiendo con ramos a Jesús en su última entrada a Jerusalén.

     La chiquillería acudía ese día a la misa del domingo (y ese día además no faltabamos -sic pronunciada llana- por nada del mundo) con los ramos de laurel o de olivo. Tengo el recuerdo de que la gente más pudiente compraba auténticas palmas que decoraba con lacitos de colores. Pero, como veremos, este tipo de palmas no eran un buen invento... porque no podían contener-soportar lo que nuestros populares ramos de laurel.

     Los ramos en Ribafrecha ( y por lo que he podido ver estos días, en otros pueblos de La Rioja) eran una auténtica representación del paraiso de los pequeños . De ellos se hacían colgar esas riquísimas rosquillas recién hechas por nuestras madres o abuelas que llenaban nuestra nariz de un aroma inconfundible , o “collares” de palomitas que habíamos hecho haciendo saltar maiz chino. Luego, el signo de los tiempos, fue añadiendo a esos ramos los productos de la sociedad industrial: palotes, piruletas, chupa-chups, kit-kat...

     Lo cierto es que aquella Misa se hacía laaaarga, laaarga.... Porque aquellas apetitosas hociconadas no se podían comer hasta que saliéramos de la Iglesia (bueeeeeno...alguna palomita o pedacito de rosquilla caía en nuestra boca, medio a escondidas, durante la misa) Para alargar la "agonía" de nuestras glándulas salivares,   en la liturgia de Ramos se lee ENTERO el relato de la Pasión... En fin que costaba que acabase aquella misa. Pero a la salida dábamos cuenta del Ramo... de sus chucherías. En la Plaza, sentado en las Costanillas o apoyados en aquel peculiar frontón que tenía dos pequeñas paredes laterales acababa su efímera gloria el Ramo del Domingo de idem ("Sic transit gloria mundi")

Después de publicar la entrada en facebook aporta Susana Trapero un dicho que cuadra bien con una tradición de estrenar ropa por esa fecha.  :

Domingo de Ramos el que no estrena algo se queda sin manos

Diremos también que esta tradición de renovar vestuario  es coherente con la intención de la fiesta. Después de todo, la fiesta de la Pascua cristianizó una fiesta de renovación anual de la primavera  y esa renovación es la que se materializa con la costumbre de estrenar. De paso diremos que aunque hoy en día compramos y estrenamos todo el año...en las sociedades tradicionales esto sólo podía hacerse en fechas muy señaladas y Ramos, la puerta de la Semana Santa y la Pascua esra una ocasión propicia. 
¡Gracias, cuñada, por mejorar-completar la entrada!

domingo, 22 de marzo de 2015

Culecas


     Volvemos con otra palabra del ámbito avícola que se ha reactivado en mi vocabulario recientemente: “culeca” . No en vano por estas fechas suele ponerse culeca una de mis gallinas, la “Sepul”. 

     Además esta palabra me trae recuerdos porque fue una de las que más me llamaron la atención cuando empecé a saber de origen de las palabras. Estudiaba yo 2º de Bachillerato-en-general-para-todo-pero-para muchas-cosa-a-la-vez, es decir Unificado y Polivalente (BUP) como se titulaba aquel plan de estudios un tanto pretenciosamente ( aunque de mejores resultados que el actual...y no digamos de lo que parece avecinarse).
     Atrajo mi atención que fuese una palabra onomatopéyica al reproducir el sonido, cloc, de la gallinas cuando están empollando los huevos. Quien me lo descubrió fue mi, por aquel entonces profesora de latín. En mi recuerdo: pelo dorado, rizo y voluminoso; joven, bastante nueva en las lides educativas y a la que sólo recuerdo con el nombre de Conchi. Esta entusiasta profesora nos explicaba el origen de muchísimas palabras de uso más o menos corriente y esa era uno de los aspectos que más me gustaba de su asignatura.
Al año siguiente, con “el Eliseo” , es decir Dn. Eliseo Saenz Ripa llegó el latín en estado puro, el que organiza la cabeza, estructura el discurso, el que sirvió para llamar la atención a dos compañeros que se habían copiado (con errores) en un examen, con lapidaria frase: si caecum caecum ducit, ambos in foveam cadunt (si un ciego conduce a otro ciego, los dos caen en la fosa). Dos profesores de los que tengo grandes recuerdos e infinito agradecimiento por su entrega, cada uno a su modo: más juvenil y distendida Conchi; más serio y sin concesiones a la trivialidad Eliseo.

    Pero volvamos a la palabra. Como es habitual el DRAE nos informa de su origen y su significado y las zonas de uso.

ZONAS DE USO. Informa la Academia que se trata de un adjetivo de uso en la zona de Aragón (digamos nosotros Valle del Ebro para incluir a La Rioja) y América (en Guatemala,dícese de el estado en el que una gallina se prepara a empollar: “Esa gallina hace mucha bulla está CULECA” )Aunque también he encontrado su uso en Andalucía, especialmente Sevilla. Y es curioso, como nos informan Tovar y Agud en sus “Materiales para un diccionario etimologico de la lengua vasca”, que en la forma en vasco, “amaloka” se funden la idea de que es una gallina madre (“ama”) y la onomatopeya que da origen a la forma castellana (“kol(o)ka”)
ACEPCIONES. En cuanto al significado ofrece dos acepciones. La primera coincide con lo que yo conocía en La Rioja 1. adj. Se dice de la gallina y de otras aves cuando se echan sobre los huevos para empollarlos. U. t. c. s.
     La segunda acepción hace referencia a su uso en las personas 2. adj. coloq. Dicho de una persona: Muy débil y casi impedida por la vejez. En el diccionario de Alfaro de Mercedes Pérez y Marcos Malumbres se aplica a Persona bebida, casi borracha. Sensación de amodorramiento.
     Estos usos no los conocía. En cambio me suena que cuando una persona era muy protectora con lo suyo o más aún con los suyos se decía que parecía culeca. Y el otro día me dijo mi padre que a veces también se decía culeca a una persona a la que se la veía tristona, como parada, recordando a la gallina culeca en la que destaca la actitud pasiva -semejante al proceso de hibernación que sufren determinados mamíferos- que la inclina a estar echada sobre ellos sin apenas ingerir comida ni bebida.
    He encontrado también el uso de la palabra como sustantivo. Hay localidades de Aragón como Borja o, más cerca aún, en Alfaro que culeca se refire a un bollo de pan con unas características muy significativas que incluyen siemre la presencia de huevos. En el caso de Borja es un pan dulce con la forma de una mujer con los brazos en jarras, que se consume el día de san Jorge y que enlaparte infesior lleva uno o dos huevos duros.
En el caso de Alfaro nos informa el diccionario de Alfaro que es una merienda típica en el día de jueves de Lardero. Consiste en un panecillo relleno con un huevo duro y un chorizo. El sitio donde se come la culeca es La Plana.
Tambien en centroamerica parece que se usa el término “culeca” para las monas de pascua

ORIGEN. ETIMOLOGÍA.
Como ya he dicho, cuando escuche a Conchi hablar por primera vez de eta palabra me llamó la atención que la culeca que escuchaba en Ribafrecha, o clueca en su forma más culta derivaba de clocar, y ésta de la onomatopeya “cloc”. Como explica Covarrubias en su Tesoro de la Lengua Castellana : “clueca es la gallina que saca pollos, tiene en el cacarear cierto ronquido, cn la voz que suena clo, clo y de allí se dijo clueca. Sobre aquellas palabras de San Mateo: Ierusalem, Ierusalem, quae occidis prophetas, et lapidas eos qui mittuntur ad te, quoties volui congregare filios tuos quemadmodum avis nidum suum sub pennis, et noluisti?”
     Al parecer, probablemente llega al castellano clásico a través de la forma clocca, del romance hispánico primitivo y esta de qaluqa, forma hispanoárabe del s. XIII. No creo que se pueda sostener la idea que aporta Millán Chivite de que explica así el vocablo culeca: “la relación con culo se descubre fácilmente en una gallina con fiebre que incuba los huevos” .

    Más creible parece la explicación del mismo autor sobre la mutación “culeca” por “clueca”. Al decir del experto:”una simple metátesis de la “l” favorecida por la tendencia a deshacer estos grupos consonánticos mediante anaptixis de una vocal, lo que genera la forma culeca”. En definitiva, para los que somos profanos en estas lides, parece más cómodo de decir si le ponemos una “u” para deshacer la difícil pronunciación de “c” y “l” juntas.

    En el lenguaje de muchas zonas de Castilla las cluecas o culecas reciben el nombre de lluecas. Palabra ésta sobre la que he de volver en otra ocasión para explicar uno de los vocablos agrarios que más me ha llamado siempre la atención en mi tierra.

OTRAS PALABRAS RELACIONADAS
Termino esta entrada constatando una vez más que en el estudio de las palabras ocurre a menudo lo mismo que cuando tiras de un hilo en un tejido viejo y deun cabo pequeñito sacas un tramo largo. Al investigar sobre las culecas he descubierto al menos dos cosas curiosas:

    La primera es que esta palabra tiene mucho que ver con la expresión “en cuclillas” . Así lo explica Ricardo Soca en La fascinante historia de las palabras y Nuevas fascinantes historias de las palabras.

En Cuclillas, ‘dicho de doblar el cuerpo: de suerte que las asentaderas se acerquen al suelo o descansen en los calcañares’. Viene del anticuado en cluquillas, y este de*en cloquillas, derivado de clueca ‘se dice de la gallina cuando se echa sobre los huevos para empollarlos’. Ya el Diccionario de Autoridades (1729) explicaba este origen: «Cierta postúra, con que, estribando en las piernas, se dobla el cuerpo hacia abaxo sin llegar al suelo. Trahe esta voz Covarr. y dice tomó el nombre de la gallina clueca, que está sobre sus huevos, sin cargarse del todo en ellos por no quebrarlos; pero el uso de esta voz solo se halla en el modo adverbial, diciendo En cuclillas».
Estar en cuclillas es, literalmente, adoptar la postura de una gallina clueca. Hacia la segunda mitad del siglo XVI, se decía en cluquillas, y antes aún, en cloquillas, derivado de clueca, por ser ésta la posición que adopta la gallina para empollar sus huevos. El siguiente ejemplo de una de las formas más antiguas pertenece a Vida del escudero Marcos Obregón (1587), de Vicente Espinel: Tornéme a mi rinconcillo --aunque no maniatado-- y púseme en cluquillas las dos manos en el rostro y los codos en las rodillas, por que no me conociese el músico, pensando en mil cosas.


     La otra curiosidad que descubro es la relación con un vestimenta antigua de las mujeres, la pollera. Cuando la gallina se asentaba en tan confortable sitial producía una imagen hueca y pomposa que sirvió para denominar a un tipo de faldamenta que por lo ampuloso se llamó pollera. En 1654 Zabaleta describe así la vestimenta de una burguesa joven en la Corte madrileña:
[...] Échase sobre el guardainfante una pollera con unos ríos de oro por guarniciones [...] Pónese sobre la pollera una basquiña con tanto ruedo que, colgada, pudiera servir de pabellón. Agüécasela mucho porque haga más pompa[...

viernes, 20 de marzo de 2015

Huevos lálara


   Es sabido que el vocabulario de las sociedades está en relación directa con su modo de vida. Es un tópico decir, en este sentido, que los esquimales tienen más de medio centenar de formas de decir nieve. Viene esto al caso de que desde que tengo gallinas el vocabulario “gallinil” se ha activado en mi diccionario e incluso se ha enriquecido con palabras nuevas.
   Una de estas palabras es “lálara”. Nunca antes había escuchado esta palabra y no la he encontrado en el Diccionario de la Real Academia ni en ningún otro. Tampoco aparece en las búsquedas de internet. El único lugar en que aparece es en el diccionario de “cultura de Rioja” que define “lálara”, con el mismo sentido que yo escuché recientemente a mi padre. Se dice de un huevo cuando no ha calcificado la cáscara. Y lo relaciona con la localidad de Sorzano, aunque es evidente que en Murillo de Rio Leza también se usa.
   El localismo es tan reducido que no encontraba a nadie que hubiera intentado una explicación etimológica a la palabra. Ante este apabullante silencio “internetiano” le asalta a uno la tentación de aventurar una etimología. Y, como tantas veces, el resultado pode estar “ben trovato mais non é vero”. Me dió por pensar que, la clave era que la palabra se refiere a estos huevos que a veces ponen las gallinas como faltos de algo principal, en este caso la cáscara. La palabra, su sonoridad algo intrascendente, me parecía sugerir algo poco serio , sin el fundamento preciso para su finalidad.
   Y en estas inventivas me encontraba, a punto de publicar en el blog. Fue entonces cuando, al buscar una imagen con la que encabezar la entrada, descubro, por casualidad, la verdadera explicación. Hasta las palabras más sencillas o aparentemente absurdas la tienen.
  Resulta que cuando mi padre dice que una gallina pone huevos lálara está usando una derivación, o simplificación, o deturpación de una palabra con la que tiene evidente relación por su final y su secuencia vocálica (a-a-ra). Me refiero a la palabra “algara” . El Diccionario de la Real Academia en su segunda acepción dice:
algara2.(Del ár. hisp. alḡilála, y este del ár. clás. ḡalālah o ḡilālah 'túnica').
1. f. fárfara2.(Quizá del ár. hisp. *falḡalála, en fárfara). f. Telilla o cubierta blanda que tienen los huevos de las aves por la parte interior.
2. f. Película que tienen la cebolla, el ajo, el puerro, etc., por la parte exterior.
   Encuentro uso de esta palabra en zonas de Burgos( Gumiel de Izán, Valle de Esgueva), la comarca del Cerrato palentino (Valdecañas), Cuenca (Cañavate) , Munera (Albacete)
   Se me ocurre que podríamos concluir imaginando los huevos como si de caballeros medievales se tratase. La mayoría, si están bien compuestos, vestirán su armadura calcificada. Pero si la pierden nos aparecen vulnerables con sólo su tunica o ḡalālah. Son los huevos lálara o en algara.

viernes, 13 de marzo de 2015

MAS DESGRACIAO' QUE EL PUPAS, QUE SE CAYÓ...


         Cuando usamos la lengua en un contexto formal decimos que una persona puede ser muy desgraciada, más desgraciada que otra, la más desgraciada, o incluso desgraciadísima, por no tener suerte en la vida, por salirle mal todo cuanto intenta. Comparativos y superlativos para expresar lo extremo de una situación en sí misma o en relación con otra equivalente.
         Pero la lengua popular (en todos los idiomas) gusta de la comparación simbólica llevada a veces hasta la exageración. Encuentra más expresivo que las expresiones citadas, crear por comparación, una imagen de impacto en el escuchante : “tener menos carne que el tobillo de un canario”, “ser más listo que los ratones coloraos”, “quedarse más tieso que una vela”...
          Esto me ha hecho recordar una frase que he escuchado a menudo a mis padres. Me refiero a esas veces que escuchas de alguien ( a veces de ti mismo) que es “más desgraciao' que el Pupas”. Es un Pupas la persona a la que le sale mal todo lo que intenta, el que se hiere constantemente en la vida diaria . Recuerdo aquel verano del 77, o del 78, trabajando en Villamediana. Un día tocaba desencofrar y después reunir todas las tablas que estaban por el suelo e irles quitando las puntas. Había que andar con cuidado por donde pisabas, porque a la mínima tu pie podía toparse con una tabla que tuviera las puntas del encofrado para arriba. Pues... aquella tarde yo fui un pupas que pisé una tabla...y me clavé, a la vez, TRES puntas en el pie.
           Había escuchado mil veces esta expresión “más desgraciao que el Pupas” y me la habían aplicado algunas veces también, pero no hace demasiados años tuve ocasión de escuchar de mi padre una coletilla que me hizo mucha gracia: “eres más desgraciao' que el Pupas, que se cayó de espaldas y se rompió la picha”. ¡Ciertamente, hay que tener mala suerte!

            Haciendo esta entrada pienso que la relación entre lo que llamamos lengua culta y lengua popular es un mundo ciertamente curioso en el que no todo es lejanía y división .
            En esto de las comparaciones se da el caso curioso de que la lengua culta reserva para lo literario la comparación (la referencia a una imagen en suma )
                         como el ave sin aviso
                         o como el pez, viene a dar
                         al reclamo o al anzuelo
                                   Lope de Vega, Fuente Ovejuna
              Prefiere en cambio, la llamada lengua culta,  para la vida diaria, para el contexto más formal, el término abstracto, comparativo o superlativo.
              En cambio, el lenguaje popular opta claramente por la comparación y la creación de imágenes. Como si el círculo se cerrase y de lo popular regresásemos a lo poético o viceversa.

También me parece oportuno destacar que las comparaciones populares han servido para poblar nuestro imaginario de personajes sin los cuales nos sería difícil vivir: Abundio, el tonto; Pupas, el desgraciao'; Picio, el feo; Maricastaña, la viejísima; Calleja, el cuentista; o Lepe, el listo del pueblo.

Un saludo para todos ellos que yo me quedo, después de escribir esto, “más contento que unas castañuelas”.

sábado, 7 de marzo de 2015

Regalar (se)


En una de las últimas llamadas de teléfono a Logroño, me informa mi madre (no sé si para darme envidia) que ha estado regalando manteca para hacer una sobada de chinchorras.
Puede que en algunas zonas de España no nos entendieran si nos escuchan decir que “en verano la nieve o los helados tienen una tendencia fatal a regalarse” ( y no es que los den gratis por las esquinas) También pueden mostrar extrañeza si decimos que “una castaña (onza) de chocolate se regala si la llevas mucho tiempo en el bolsillo o la aguantas entre los dedos sin decidirte a comerla”. O que la manteca hay que regalarla en la matanza para hacer los chorizos o podemos regalar una poca para preparar una sobada de chinchorras como me decía mi madre. Y es que para los riojanos regalarse es sinónimo de derretirse.
No es que los riojanos seamos bichos raros o mal hablados, eh! Es palabra antigua que ya recoge Covarrubias en 1611. Actualmente esta acepción de la palabra se puede escuchar también en el sur de Navarra, norte de Soria. En catalán se conserva el significado ( “les aygües regalades en el estíu” o “la cera acostada al foch se regala). Incluso he podido saber que “se régaler”, en francés, en la forma reflexiva, puede llegar a significar derretirse, en el sentido de disfrutar mucho de algo. E incluso si nos vamos geográficamente más lejos podemos encontrarnos (según Alcalá Venceslada, 1951) con que en Andalucía se hace una distinción entre la nieve “regalona”, la de copos grandes y poco compactos ( más cerca del estado de “liquidación” , frente a la nieve létrica de copos pequeños y condensados.
El propio diccionario de la real Academia ( DRAE) recoge dos acepciones de las que la segunda es la usada en estas zonas :
regalar2.(Del lat. regelāre, deshelar). 
1. tr. derretir (‖ liquidar por medio del calor). U. t. c. prnl.

El uso de esta segunda acepción tan riojana viene de antiguo como podemos leer en nuestro paisano Gonzalo de Berceo y en el Libro de Alexandre.
Los omes cudiciosos del aver monedado,
que por ganar riqueza non dubdan fer peccado,
          metranlis [les meteran]por las bocas el oro regalado,
         diran que non oviesen atal aver ganado.
Berceo, De los signos que apareceran ante del juicio (s. XIII).
Clérigos nen cavalleros que fazen symonías
non serán ende menos para las çapatas mías
y el plomo regalado bevran todos los días.
Libro de Alexandre, 2202c

Más complicado parece el acuerdo en cuanto a la etimología . El diccionario de la real Academia sugiere el origen latino desde la forma regelare que traduce como deshelar Aunque habitualmente asociamos este prefijo re- a la idea de repetición o énfasis ( lo que nos llevaría a pensar en el significado contrario -volver a helar-) lo cierto es que también podemos encontrar re- con el sentido de negación o inversión del significado el término principal, como el prefijo des- (reprobar como desaprobar). Como indica el diccionario Larousse de 2007. 
Otra linea de explicación etimológica (Corominas) hace derivar la palabra de un término calescere (calentar) y aquí el prefijo si tendria el sentido de énfasis antes apuntado.. Posteriormente la mutación entre las velares “c” y “g” sigue una linea habitual en la evolución de las palabras del latín al castellano.